Pues porque las bóvedas, arcos, las galerías, las cavernas que el agua y el viento han esculpido en las rocas nos lo recuerdan, pero además los murmullos y los silbidos del viento al filtrarse entre los huecos y las chimeneas suenan como las notas de un órgano.
El nombre real es el de playa de Aguas Santas y está situada en la parroquia de A Devesa (Ribadeo). Cuando más se puede disfrutar del paisaje es cuando la marea está baja porqué podemos caminar por la arena entre los acantilados.
En la bajamar, a través de unas escaleras se puede bajar hasta la arena y recorrerla de un lado a otro para ver las grietas, socavones y galerías de rocas que se han ido formando con la erosión del agua.
Dependiendo de la hora del día y lo bajo o alto que esté el sol, veremos como cambian los colores y las formas tan especiales, típicas de la costa gallega del mar Cantábrico.
Debemos ir en marea baja, ya que en alta, la zona de las «Catedrales» es prácticamente imposible de pasear. El problema de la visita, son sus mareas, pues solo se puede visitar (bajando a la playa), durante la marea baja, y teniendo suerte de pillar una época de mareas largas, ya que si es época de mareas cortas, apenas llegará el tiempo para adentrarte en ella, ya que enseguida empieza a subir.
Existe un equipo de salvamento y socorrismo en la misma playa, que están continuamente pendientes y avisando para que la gente no se adentre demasiado en estos casos.
Sin bajar hasta la orilla también se puede ver los laberintos y grutas que forman los acantilados de As Catedrais, nombre como se le conoce en la zona a la playa las Catedrales. Hay habilitados unos miradores cerca del aparcamiento desde donde podemos observar las magníficas vistas de la costa de la Mariña Lucense.
Debemos de tener precauciones y no acercarnos demasiado a la orilla, desde la parte de arriba, porqué hay bastante altura y en esta zona los vientos son bastante fuerte y una racha podría tirarnos abajo.
Bajando las escalinatas de acceso al arenal, observamos que estamos en otro sitio mágico de Galicia. Las primeras e imponentes rocas desafían a la gravedad. Lo mejor está detrás de esos primeros acantilados. Las rocas de los siguientes acantilados de pizarra han sido erosionadas por el mar y el viento formando impresionantes grutas que pueden ser exploradas disfrutando en cada momento de lugares únicos. Pequeños lagos, cuevas de todos los tamaños modeladas por esa fuerza del mar, pasadizos e impresionantes arcos, harán las delicias visuales de cualquier visitante.
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